La esclerosis sistémica es una enfermedad autoinmune crónica en la que se produce una alteración del colágeno (conjunto de proteínas que dan soporte a los órganos y tejidos del cuerpo), lo que produce endurecimiento por fibrosis. El tejido más afectado es la piel, que dependiendo de la extensión de la afección se clasifica en difusa o limitada. Otros órganos como los pulmones, el corazón, el riñón y el aparato digestivo también pueden verse dañados. Los síntomas más frecuentes son endurecimiento y pérdida de la flexibilidad de la piel; cambios de coloración en los dedos con la exposición al frío (fenómeno de Raynaud) y úlceras dolorosas en las yemas de los dedos. Si se afectan órganos internos se puede presentar reflujo después de comer; diarrea o estreñimiento; falta de aire al realizar actividades; etc. Afecta con más frecuencia a mujeres de mediana edad y el curso de la enfermedad es muy variable, dependiendo de los órganos que se afectan.